sábado, 26 de noviembre de 2011

¿Puede la música hacer mal?

Parece increíble que pueda suceder algo así, pero en base a un hecho real se puede demostrar lo misteriosa que es la mente humana y a pesar de los avances de la medicina, esta patología no se puede comprender totalmente.

Hubo una mujer que no podía escuchar canciones italianas. Las había escuchado durante toda su infancia y eran parte de su memoria familiar, pero de pronto se convirtieron en una amenaza para su vida. Tenía treinta años cuando un día la encontraron tirada en el piso, exhausta tras un ataque epiléptico. Al recuperarse, lo último que recordaba era el sonido de su CD preferido, el que solía refrescarle los mejores momentos de su juventud.
Por ese motivo, se sometió a varios análisis. Los médicos le confirmaron la relación: cada vez que escuchara esa música –y solamente esa clase de música– volvería a temblar hasta perder el conocimiento.


¿Cómo fue que esas canciones se convirtieron en algo nocivo para su salud? 

En el mundo de la neurología se conoce a ese trastorno como «epilepsia musicogénica». Otros especialistas prefieren llamarlo simplemente «musicolepsia». Podría decirse que es el mal que te incapacita para escuchar ciertas melodías. Bastan unos acordes del género musical «nocivo» –diferente en cada caso– para que los afectados experimenten desde tics nerviosos hasta los más violentos espasmos.

Según los registros de la comunidad científica sólo hay ciento cincuenta personas afectadas por este mal que salieron a la luz. Hay una noticia buena y otra mala: la buena es que en los últimos casos, una delicada cirugía al cerebro permitió que los pacientes volvieran a la normalidad y  la mala es que sólo se han realizado cuatro operaciones de este tipo.

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